p.
José Antonio Navarro
La
milonga no era, originariamente, más que un canto. Su mismo nombre
lo indica: milonga del quimbunda "palabras". Y desde la
garganta de los payadores hasta los pies del bailarín, la milonga
fué recogiendo las figuras que, en los suburbios de Buenos Aires, se
venían bailando con otras danzas (mazurca, polca, lanceros, chotis,
etc.)
La
milonga comenzó a llamarse tango en la década del 80, dejando su
aspecto danzable a esta denominación. Es en esos años cuando la
milonga adquiere coreografía y comienza a llamarse tango.
Se
inicia así la primera época del tango que va, desde 1880 hasta
inicios del siglo. Es ésta en verdad la etapa de los auténticos
precursores, los que abren la puerta grande a los creadores de la
Guardia Vieja que
en las dos primeras décadas del siglo XX, no sólo impondrían una
modalidad sino que, además, la divulgarían por el mundo entero.
Y
aunque apenas queden rastros de su talento precursor, cabe rescatar
del pasado los nombres de viejos ejecutantes que aportaron al tango
no poco de su estilo definitivo. Entre ellos, Eusebio Aspiazu, el
ciego Ruperto, el pardo Sebastián y Antonio Chiappe, estos últimos
militando entre los primeros y legendarios bandoneones que se
conocieron. Pero los forjadores, los "inventores" de esa
música fascinante de ritmo pegadizo y bravío fueron, en su mayoría,
hombres de extracción obrera. Tipógrafos como Bazán y Villoldo,
ferroviarios como Bardi, pintores como Arolas. Algunos aferrados a la
vieja estirpe mientras otros, como Maglio Pacho, advirtiendo la
fuerza de los nuevos vientos, se instalaron en las maneras del centro
de la ciudad.
Dónde
y cuando comenzó a bailarse el tango...?
Haciendo
referencia al tango de pareja enlazada, tal como hoy lo conocemos,
digamos que primero se bailó entre hombres hasta que la mujer se
atrevió a integrarse con el bailarín.
Ventura
Lynch sostiene que la milonga sólo la bailaban los compadritos de la
ciudad y la crearon para burlarse de los negros. El mismo Ventura
Lynch describe la escena..."El compadrito asiste al espectáculo
del candombe pero no puede penetrar en él. Se trata de algo racial,
ceremonial, religioso. Un patrimonio exclusivo del negro que el
blanco no tiene derecho a profanar. Y al no poder superar esa
barrera, el compadrito se burla. Devuelve rechazo con rechazo. Y así,
sin advertirlo, el compadrito le pone pasos, cortes y quebradas a la
milonga cantada, a esa misma milonga orillera que en el silbo y los
pasos del bailarín solitario y burlón que se mofa del negro, es ya
el tango en cuerpo y alma".
La
milonga, como danza, era una improvisación así como lo es el tango.
Una suerte de creación ingeniosa del movimiento combinado con el
sonido y si es menester reconocer a cada cual lo suyo, justicia es
asignarle al compadrito la paternidad del tango bailado y al negro
criollo, la creación de su técnica.
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